sábado, 19 de marzo de 2011

Pan y circo.




No puedo creer cuan ciego estamos para no darnos cuenta que todos somos esclavos de un sistema que termino por convertirnos en meros apéndices de esta maquinaria feroz y vaporosamente indestructible. Nos convierten en témpanos de hielo a la deriva. El pecho me duele, somos entes inertes, rocas que erosiona la lluvia, mas secas por dentro.

Hormigas trabajadoras que no paran ni un minuto, no cesan sus actividades en pos de conseguir un árbol disecado, dinero. Fetiche, y tabú de una sociedad que no evolucionó. Somos parias, borrachos harapientos que no hacen mas que desear no perder su trabajo.  ¿Para qué? ¿Con qué finalidad? Para seguir comiendo, para seguir vistiendo, para seguir saliendo, para seguir consumiendo. El reloj nos ahorca en nuestra celda omnipotente, muros invisibles que terminan por enlazarnos en su cola.  Sonrío, cómo puede ser que como sociedad no podamos ver, la esclavitud con la cual nos van envenenando,  nos escupen en nuestro rostro, llevándose sus ganancias a las Bahamas. Yo no quiero formar parte de este juego macabro, veré de que manera puedo sortearlo. Felicidad, ¿Qué es eso para este demonio vestido de verde?

La vorágine estrepitosa no hace más que conducirnos a nuestra propia trampa. Caemos todos con la mirada perdida, cual estatuas en el desierto. Furias internas alimentadas de la más salvaje selva, no ceden al paso de la liberación, y nos devoran poco a poco nuestro espíritu. Necesito aprender, necesito volar, necesito libertad. Personajes luminosos no hacen más que seguir las falsas promesas de un bienaventurado porvenir, aún cuando su presente es decadente e hiriente. Subestiman nuestras capacidades. Destina nuestro brillo a oscurecer la valerosidad, bondad, gentileza de las almas mas despiertas. Nos duermen con sus somníferos de primera calidad cual si estuviésemos en un limbo sin retorno y sin igual. 

¿Qué dirán nuestros antepasados, de todo esto que se está viviendo? ¿Donde está nuestra alma? ¿Donde nuestra esencia? ¿Donde está la naturaleza? ¿Acaso detrás de los ojos ilusorios de un inefable soñador? No siento lazos con esta sociedad, corroído mas todavía no corrompido. Son los valores que se asientan, se acomodan y nunca mas se desvelan, revelan. ¿Donde están nuestros divagues? ¿Donde  nuestras sonrisas? ¿Donde nuestras caricias?  Grises sinfonías de muerte se aproximan. La luna se torna oscura, y nos deja sin claridad en medio de la noche. El crepúsculo se ríe de nuestros movimientos, no puede entender que ya ni a los astros  contemplamos. Sueños decapitados, sonrisas mutiladas, expresiones vaciadas, ritmos monótonos, bailes despavoridos, sin armonía, coléricos cantos de despojo. Pachamama esta siendo mutilada, perjuriada, insultada. Cuando desde la eternidad no hizo más que amarnos.

¿Qué estamos haciendo gente? ¿Qué futuro les dejamos a los niños? Pequeñas personas con alma de viejo en la calle mirando a la nada, desalmados, sonámbulos en pleno día. Solo con una manta en su mano y con una carga poderosamente pesada que le legamos como sociedad, solo para poder pagar nuestros lujos. Costales aletargadores, sonoras sirenas que vuelan por el universo anunciando el declive. Vagabundos itinerantes que  se regocijan, nadan, se ahogan y respiran en los más vulgares vicios. No seamos ciegos por favor  se los pido. Una lágrima brota de mi alma, se entrelaza con mi corazón, la sangre me hierve, no quiero volverme un zombie más de esta surreal pesadilla que me arrincona; con sus tanques, con sus bombas, con sus mentiras, con su pobreza. 

Esperanza, antídoto poderoso para la cura de esta enferma sociedad. Tú alimentas los espíritus, tú liberas las almas condenadas, tú perdonas los errores, y lo transformas en aciertos. Nunca te quiero perder, siempre te quiero arropar, cobíjame en tu seno, para poder canalizar este amor que desborda, y esta ira que no se controla., y arremete con todo lo que se encuentra a su paso.  Esperanza alimento para almas desnutridas.  Si tu te encuentras, la muerte no se posará en mi morada,  la indiferencia será vapuleada y transmutada, en movimientos liberadores, de esta maldita opresión que no hace mas que envenenarnos. ¿Cómo puede ser que algunos miren a otro lado? La muerte se les presenta en su rostro, y no hacen más que seguir su camino. El canto de mi espíritu hace que me despierte de esta farsa. Golpeando suavemente en su propio terreno a la salada guadaña.

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